La historia de amor entre Guillermina Valdés y Marcelo Tinelli siempre ha cautivado, por la magnitud de ambas figuras y por todos los vaivenes que han transitado en todos estos años de relación.
El misterio tiñó el comienzo, a partir de ese lazo del conductor con Sebastián Ortega, que en algún momento se confundió como una amistad y que luego se clarificó que se encuadraba en un vínculo de sociedad laboral.
Desde el primer minuto de encuentros, allá por 2012, Guillermina y Marcelo surfearon las complejidades del asedio de la prensa, del seguimiento de los paparazzis y de las coberturas kilométricas del mundo del espectáculo.
Esta semana, Valdés se animó a visitar el living de Los Mammones, el ciclo de América, y lanzó varias declaraciones sorprendentes de su conexión amorosa con Tinelli. En ese sentido, la modelo generó un efecto de intriga en su disímil consideración del comienzo del noviazgo.
Tras recalcar una y mil veces que no se conocían de antes con Marcelo, Guillermina detalló su percepción de un periodo del lazo con el conductor. ¿En qué radica la diferencia? El animador vociferó en diversos medios que todo arrancó por septiembre de 2012, un dato que no coincide con la empresaria.
La blonda pormenorizó: “Empezamos a salir y tuvimos un lapso ahí, le digo que estaba confundido, te confundiste en decir que comenzó en junio en 2012. Estábamos conociéndonos no era tan concreta esa etapa. Para mi empezamos en enero de 2013. Era una situación difícil para él también. Lo otro fue como un mar de locura que vino y nos golpeó fuerte a los dos”.
En otro tramo de la charla con Jey Mammon, Guillermina sostuvo: “Él en ese momento iba y venía, estaba en ese estadío que tienen los tipos a veces que no saben lo que quieren”.
¿Qué pasaba en esos meses de 2012? Lo cierto es que se los fotografió juntos e incluso Marcelo en agosto le dijo a Jorge Rial y se vio el chat al aire: “Sí es verdad que estamos empezando algo”.
