Alfredo Casero golpeó la mesa de Luis Majul, pegó 5 o 6 gritos y abandonó el estudio donde lo entrevistaban. Esmeralda Mitre encolerizó con Alfredo Leuco porque él osó decirle que eran compañeros y le hizo saber que ella, en verdad, no es una par sino su nueva jefa. Viviana Canosa echó de su programa a Jorge Yoma simple y sencillamente por expresar una opinión diferente a la suya.
Ayer, Baby Etchecopar y Cristina Pérez se prendieron fuego en el pase de sus programas en Radio Rivadavia. A medida que se avecinan los tiempos electorales, el sector duro o ala derecha del periodismo argentino está entrando en una fuerte y riesgosa zona de conflicto que se asemeja, vaya curiosidad, a las internas que sufren los partidos políticos más representativos de la hora.
Lo de Baby y Cristina Pérez, dos de los más enconados rivales que tiene el gobierno K, fue un escándalo con todas las letras. Aunque los dos trataron de bajar los decibeles y poner paños fríos, el bochorno quedó instalado en la memorable discusión que protagonizaron en el 630 del dial: ella lo acusó de meterse en donde no debía (la cama de los políticos) y él de ser una mala compañera que "se caga" y siempre lo deja pagando cuando llegan los temas difíciles o complicados. Lo que dijeron después fue todo "para la tribuna".
Paparazzi fue a buscar a la periodista tucumana a la salida de su programa en la emisora, pocos minutos después de que no se hiciera el "pase" con Baby. Ayer, cuando quiso enfríar la cosa, el conductor había dicho que "es un profesional" y que como tal iba a hacer el "pase" con Cristina. Pero no sucedió, confirmando que las cosas están mal y que las declaraciones "de ocasión", tal como se preveía, no sirvieron para nada.
Abrigada hasta más no poder -la ola polar golpea con fuerza no sólo a Buenos Aires, sino a todo el país prácticamente- la conductora de Telefé se detuvo amablemente a charlar y si bien no dijo mucho ni demasiado, dejó un show de caras tristes y gestos compungidos que dejaron a la vista cuál es su estado de ánimo y cómo se siente por estas horas.
Junto al periodista Pablo Montagna, también emponchado para combatir las bajas temperaturas y quien también vivió un episodio traumático con Baby, Cristina dijo que "Yo no soy tan importante. En serio. Les quiero decir que no quiero hacer de esto un tema personal porque no está bueno para mi. Tenemos que destacarnos en función del trabajo, así que no me gusta llevar las cosas al terreno personal así que les pido que me ayuden ustedes también".
"Lo mejor es no llevar las cuestiones al terreno personal ni tampoco de agravios, así que voy a tratar de colaborar con eso, porque no está bueno pelearse. Hay que hacer las cosas en forma pacífica y con diálogo, y eso es lo que hay que preservar siempre, por la radio y por los oyentes. Todos los periodistas estamos preparados para los debates y tenemos que ser respetuosos para expresar nuestras ideas. No voy a llevar esto a un terreno personal. Los quiero mucho", agregó antes de irse.
Todo el tiempo habló con la cabeza gacha, cabizbaja, el tono pausado y la mirada un tanto perdida. Triste, angustiada. Quizas no haya dicho demasiado, Hay gestos que valen más que mil palabras.
IMAGENES Y NOTA: CARLOS GONZALEZ.
