Ahora lo conocen millones de personas, lo arroba en sus tuits Marcelo Tinelli, lo presentan Laurita Fernández y Angel De Brito y lo califican Moria Casán, Nacha Guevara, Pepito Cibrian y Karina La Princesita, pero el primero que le echó el ojo, cuando todos los nombrados probablemente ni lo conocían, fue Luis Ventura en su condición de presidente de APTRA: hace 3 años, Lucas Spadafora, uno de los muchachitos del momento, ganó un Martin Fierro digital sin haber pisado una vez los estudios de televisión que hoy lo cobijan.
En poco menos de un mes, el 15 de septiembre, Lucas espera celebrar su cumpleaños número 20 aún como participante del Cantando por un sueño, donde hace dupla con Lola Latorre, a veces más juzgada por ser la hija de Yanina que por sus propias condiciones para afinar o no. Cuando alzó el premio más querido y polémico de la Argentina por ser considerado "El más interactivo de Instagram", tenía apenas 17.
Lucas, entonces, es un pibe de 19 años al que muchos están descubriendo sin saber que ya pasó por un programa de televisión. Fue uno de los coequipers de Julián Serrano y de Sofi Morandi cuando venían de ganar el Bailando por un sueño y los mandaron al matadero en el poco propicio horario del mediodía dominguero. Cuando todos los pibes de su edad dormían y descansaban, a ellos los pusieron a buscar un rating que nunca llegaría.
El programa se llamó STO y aunque nunca hizo pie ("No hay que condenarlos, lo importante es ir acercando a los chicos de esa edad a la tele porque ahora están en la compu o en el celu" dijo Jorge Rial cuando se dio cuenta de que la cosa no iba) le permitió a Lucas quitarse los pocos temores y pudores que le quedaban para desenvolverse en un estudio de televisión.
Lucas es de Bella Vista, al oeste del gran Buenos Aires, un lugar de muchas casas quintas y clubes más de rugby que de fútbol, como Regatas. Nunca sufrió carencias económicas -su mamá es directora de un hogar y el padre se dedica al comercio interior- y fue a una de las escuelas más reconocidas de la zona, la Santa Ethnea. No era ni el mejor ni el peor alumno, pero sí era el más inquieto: una vuelta, cuando lo de los videos en Youtube empezó a pegar y le llevó cada vez mas tiempo, se quedó libre y dio todas las materias en mesa de examen.
Cuando aparecieron primero Youtube y después (y sobre todo) Instagram, Lucas soñaba con ser médico. Hasta había averiguado en qué Universidad podía estudiar medicina. Le gustaba mucho y aunque ahora está ganado por los medios, no ha descartado meterse en la facultad alguna vez.
Hasta que empezó el Cantando, Lucas pasó la mayor parte de la cuarentena unos días en la casa del padre y otros días en el hogar de la madre. Poco antes de que comenzara el certamen, denunció que fue golpeado "por influencer y por gay, me pegaron de la nada por ser como soy".
Un día se largó a hacer videos que subía a Youtube pero no los podía ver casi nadie. Prefería el perfil bajo. Hasta que se animó a compartirlos con más gente, y esa gente trajo a más gente, y los nuevos trajeron a otros y la comunidad se multiplicó por miles, que se transformaron en un 1 millón cuando Lucas cruzó la vereda y se metió de lleno en Instagram, donde hizo parta ancha con facilidad.
Guarda. Cuidado con este pibe. Que al final, la que decide es la gente. Y entre los que mandan los mensajitos salvadores, por ahí no hay con qué darle.
